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Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;
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"Summum ius summa iniuria"

2020-05-25

Se quiere proponer una crítica a la versión dominante del clásica proverbio "Summum ius summa iniuria". Tomo la traducción propuesta por el Diccionario del español jurídico de la Real Academia Española, que dice "Excesivo derecho, excesiva injusticia".

 

Para partir de una base nuestra, dejemos la frase como "El mayor derecho, los mayores des-derechos". Simplemente me guío por el razonamiento según el cual "in-iuria" sería una flexión de "ius" junto con el prefijo "in" que denotaría negación. Esto tampoco nos aleja de las traducciones con las que nos encontramos en los distintos autorizados textos. Al fin y al cabo, en estas traducciones el resultado proviene de contraponer entre sí dentro de una gradación la justicia con la injustica. Y el caso es que la cosa no es ninguna tontería: Se está ante un adoquín diabólico. Y es que el refrán guarda un enfurecido poder de darse siempre la vuelta.

 

El proverbio aparece en dos fuentes actualmente al acceso de todo el mundo: En "De officiis", I, 33, de Cicerón; y en "Heautontimorumenos" (IV, 5) de Terencio; en este último caso con una expresión en parte distinta: "Ius summum saepe summa malitia est". Como se observa, en Terencio lo interesante es que el término opuesto a "derecho" no parte de la raíz "ius", sino que pertenece a otra familia: la de la maldad.

 

Primero, voy a resumir la posición que se va a criticar; después presentaré la propuesta de este artículo y finalmente se apoyará con los comentarios de los dos ejemplos en las obras clásicas.

 

La interpretación del brocardo actualmente más extendida incide en su servicio como criterio para determinar el contenido del derecho (o incluso el de la Ley, según qué autores). Decimos "incluso", porque creo que estrictamente no se debería confundir el término "ius" usado en el proverbio con el de "lex". Son conceptos que bien podrían pertenecer a ámbitos radicalmente distintos. Pero, continuando con la exposición, lo que se viene a decir, como parece extensamente, sería que el derecho aplicado sin flexibilidad sería injusto. Al respecto pueden consultar la más profunda doctrina y contrastar libremente con este breve resumen. O de forma rápida y notoria se puede verificar en el diccionario indicado al principio o en definiciones de portales muy prestigiosos como el de Wolters Kluwer.

 

En mi opinión, esta interpretación que se acaba de sintetizar, atentaría contra el principio de identidad con relación a lo justo. Se trata de que lo justo no puede ser algo pero al mismo tiempo algo menos. Quiero decir que si lo que es justo o lo que se debiera hacer fuesen una cosa, entonces esa cosa sería lo justo o lo que habría que hacer. Nada que ver tiene con esto el hecho de que al aplicar la Ley (que cuando se redacta establece un supuesto general) se exija, en su acomodación al caso concreto, pesar un indeterminado número de circunstancias. Y tampoco aquello tendría nada que ver, con que los cálculos del pesaje deban ser más o menos probabilísticos (me refiero a la "sana crítica" o al "buen padre de familia"). El caso es que la flexibilización del "juicio" tiene que ser en realidad el propio juicio: No existe la razón des-relativa. Pero esto, creo, no es de lo que está hablando el proverbio.

 

A mí me parece que la música suena más al tema de la mentira. Y me resulta raro que este tema se toque tan poco. Imagínense cuántas veces para obtener un derecho ha habido que ocultar datos, hechos, personas o cosas. O cuántas veces un juez ha dictado derecho para cualquiera de las partes tras un proceso lleno de manipulaciones, mentiras, trampas o astucias fabricadas por los propios interesados en la sentencia. No digo nada extraño. Ciertamente contamos con una materia, la humana, muy peculiar. En este sentido, permítanme que recupere para esta ocasión un asunto que despertó mi curiosidad hace algún tiempo. Estaba preguntándome sobre el contenido del mensaje Voyager y encontré que la información oficial del Golden record estaba colgada en la WWW. Rápidamente me sorprendió que parecía no haberse registrado el horror humano, la desolación, las guerras, el pillaje, la esclavitud y todo el sufrimiento que nos causamos impulsados por nuestra mala voluntad. Si fuese por seguridad, pienso, no deberíamos mentir al Universo aunque lanzásemos el mensaje de ser gente de paz. Con todo, sigo esperando una aclaración.

 

Terencio presenta el proverbio en el contexto de un diálogo entre Siro (el esclavo) y Cremes (el dueño). El momento es un clímax en la obra; y el esclavo se encuentra ante una situación que le acaba de obligar a recomponer su intriga y darle un giro de 180 grados. El refrán se lo suelta el esclavo al amo, que se encuentra engañado y también se ve como el cazador. Cremes está ante la falsa tesitura que le presenta Siro, quien pretende sacarle el dinero con el que aquel habría de pagar la manumisión de su joven hija abandonada recién nacida. Aquí que le dice el refrán. Porque justo que le está envolviendo en la trampa. Él ya sabía que el anciano deseaba aceptar a su hija en la familia, porque lo había escuchado mientras así lo decidía en privado con su mujer. Lo que le faltaba era convertirse en el canal del dinero. El refrán forma parte del embellecimiento del ardid. Y en el contexto del mismo mensaje en el que va, tal refrán puede referirse, en general, tanto al derecho a desentenderse como al derecho que indirectamente beneficiaría a un malvado. Y en ambos casos, la "suma maldad", hace su juego. Lo que está claro es que Terencio pone la frase en boca de quien actúa movido por una mala voluntad y donde lo que es derecho es un artificio falso.

 

En De officiis, el caso es menos aparente, pues Cicerón adelanta ya mismo el tema del fraude; lo hace justo antes de recordar el aforismo. En efecto, dice "(…) sed malitiosa iuris interpretatione": (…) de hecho por una interpretación maliciosa del derecho. Y entonces recuerda literalmente el "sermoneado" refrán, añadiendo algunos ejemplos directamente relacionados con las martingalas.

 

En definitiva, mucho me temo que pocos abogados habrá que no tengan grabado a fuego en la frente, esa memoria de que nadie ha quedado nunca sin cicatrices después de reclamar un derecho. Por ello, creo, que una buena traducción del famoso refrán posiblemente sea esa que dice: "Tengas pleitos y los ganes".

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